Mediación digital y construcción colectiva del conocimiento


La “Web 2.0” o “Web social”, ha proporcionado nuevos espacios de interacción y con ellos ha transformado el modo en el que muchas organizaciones trabajan y aprenden. Las redes sociales han propiciado la aparición de comunidades virtuales, es decir, de grupos de personas con intereses y experiencias comunes. Dice Juan Freire en su charla para TEDx que aprendemos por el impulso, por la necesidad de conocer, por la pasión... Que las tecnologías sociales están derribando el muro de las viejas prácticas que hoy siguen empleándose de manera generalizada en las instituciones. Internet ya es un espacio de aprendizaje, y las escuelas, las universidades, las familias y nosotros mismos, tenemos esta responsabilidad de utilizarlo como tal. (TEDx Talks, 2011)



Existen muchos tipos de comunidades, y en todas, en mayor o menor medida, se produce conocimiento colectivo, pero antes de hablar de ellas, responderemos a una pregunta, ¿qué es esto de conocimiento colectivo? Algo hemos hablado sobre ello en el anterior post, nos lo explicaba Henry Jenkins, autor de “La cultura de la convergencia: el cambio de los media al transmedia”.  Para, Pierre Lévy, quien lo desarrolla en su obra “Inteligencia Colectiva. Por una antropología del ciberespacio”, “es una inteligencia repartida en todas partes, valorizada constantemente, coordinada en tiempo real, que conduce a una movilización efectiva de las competencias”. Y aporta otro matiz importante, “el objetivo de la inteligencia colectiva es el reconocimiento y el enriquecimiento mutuo de las personas, y no el culto de comunidades fetichizadas o hipóstasiadas”. Y es en este aspecto, en la organización desordenada, en la democracia anárquica, dónde las comunidades virtuales encuentran su fortaleza. (Lévy, 2004)

Como hemos dicho existen muchos tipos de comunidades virtuales, tantos como intereses. Asimismo, existen multitud de canales virtuales a través de los cuales hacer operativas estas comunidades, tales como Facebook, YouTube, Twitter, Instagram…, además de otros servicios de mensajería síncrona y asíncrona. Hablaremos a continuación de forma breve sobre algunas características importantes en las que se fundamentan dos tipos de comunidades, atendiendo a su potencial para crear conocimiento y favorecer el aprendizaje: las Comunidades de Aprendizaje y las Comunidades de Práctica.

Las Comunidades de Aprendizaje apuestan por la igualdad educativa a través de la puesta en práctica de un aprendizaje dialógico y transformador de la escuela y su entorno. En la línea del diálogo y la transformación social necesarios para asegurar una educación igualitaria, podríamos hablar de la comunicación y los lugares comunes donde esta comunicación tiene lugar facilitando el pensamiento crítico. Lo que Jürgen Habermas describe en su “Historia crítica de la opinión pública” y posteriormente en su “Teoría de la acción comunicativa”. Solo algunas pinceladas sobre los planteamientos centrales de estas dos obras del filósofo alemán nos bastarán para reafirmar las ideas de Paulo Freire sobre la necesidad de un aprendizaje transformador. Habermas nos habla de una esfera pública como ese espacio en el que las personas interactúan, dialogan, argumentan, construyen una conciencia crítica. Un lugar libre de interferencias de los poderes públicos y los medios de comunicación de masas en el que se interrelacionan personas expertas con otras que no lo son, generando lo que se conoce como opinión pública. Existen muchas esferas públicas, en torno a intereses comunes, con capacidad para interrelacionarse y todas ellas se encuentran dentro de un espacio público mucho más amplio y, a menudo, dominado por los tabúes, los prejuicios, etc. (Trejo, 2010)

Es por lo tanto dentro de estas esferas públicas donde se ha de producir una acción comunicativa que permita transformar el mundo de la vida. Para Habermas este mundo está constituido por el conjunto de normas, valores y saberes que contribuyen a la socialización de las personas y que constituyen la forma de vida de una sociedad concreta. En su “Teoría de la acción comunicativa” nos habla de la necesidad de afrontar este mundo de la vida de forma crítica a través de la comunicación para cambiar la sociedad. En definitiva, de no asumir de forma pasiva las tradiciones y costumbres. Esta acción comunicativa, se basa en el diálogo, la confrontación de ideas e interpretaciones, en motivar racionalmente, es decir, fomentar la capacidad analítica del grupo. También en la negociación que ha de permitir establecer consensos que lleven a la coordinación de esa acción. Como se puede apreciar, estamos hablando nuevamente del diálogo como elemento fundamental para alcanzar la transformación social, lo que pone de manifiesto la necesaria simbiosis entre reflexión y acción. (Noguera, 1996)

Por su parte, las Comunidades de Práctica, han sido estudiadas con amplitud por Etienne Wenger en su trabajo “Comunidades de práctica: Aprendizaje, significado e identidad” donde desarrolla una teoría social del aprendizaje. Un aprendizaje centrado en la importancia de la interrelación de factores como la identidad de los individuos que forman una comunidad, su compromiso y participación activa en ella, y la negociación de significados compartidos. (Wenger, 2001)

En una comunidad de práctica se crea una estrecha relación entre competencia y experiencia. Sin práctica no es posible adquirir el conocimiento en toda su amplitud, no se aborda un aprendizaje significativo. Y para ello es preciso abordar los conocimientos en su contexto y desde diferentes puntos de vista, solo así se puede enriquecer la experiencia. Rodolfo Llinás explicaba la importancia del contexto durante la Cumbre Líderes por la Educación de 2014, defendiendo su teoría de la formación “zorro-erizo” (contexto y contenido):

. . . recuerdo estudiar . . . que había un sitio que se llamaba Mesopotamia, que estaba entre el río Éufrates y el rio Tigris. Pero yo nunca supe que eso era de verdad, si yo no sabía que uno puede ir al mapamundi y buscar el Éufrates y el Tigris, y que Mesopotamia quiere decir entre dos ríos . . . uno aprendía tipo loro . . . el problema con el loro es que las cosas se olvidan . . . de los estudios escolares, la mayoría de las personas no recuerdan más del 7%. (Semana, 2014)

En el contexto de las Comunidades de Práctica, los principiantes adquieren nuevas competencias a través de la experiencia de participar activamente en la comunidad, aprenden. No obstante, se trata de una relación bidireccional, la comunidad es un organismo vivo capaz de revisar sus conocimientos incorporando o adaptando nuevas visiones.

Como Wenger reconoce, esta teoría no está orientada exclusivamente al campo de la investigación académica, se puede extrapolar a cualquier campo profesional. Muchas organizaciones han sabido aprovechar las Comunidades de Práctica donde sus profesionales colaboran en proyectos con otros profesionales de distintos campos. Compartir experiencias en comunidades interdisciplinares amplia la competencia de sus miembros y hace mucho más eficiente la competencia organizacional. Además, una Comunidad de Práctica mediada por las nuevas tecnologías, aumenta el rendimiento de una organización debido a la inmediatez con la que sucede todo en el entorno virtual. A simple vista podemos apreciar que una Comunidad de Práctica en red ofrece muchas más ventajas al eliminar las barreras espacio-temporales, permitir la producción simultánea de recursos entre los miembros del equipo y su fácil almacenamiento y distribución. (Sanz, 2005)

En una Comunidad de Práctica virtual, se hace necesaria la figura del moderador, que también hace las labores de dinamizador. Para Wenger, el moderador debe ser una figura respetada por la comunidad pero no el líder experto, ya que esto evitará que otros participantes se cohíban al momento de intervenir. Su rol es importante ya que, entre otras responsabilidades, debe fomentar las interacciones, facilitar y coordinar actividades o mantener almacenadas y ordenadas las producciones y aportaciones que se vayan generando.

Bibliografía

Lévy, P. (2004). Inteligencia colectiva. Washington, DC: Organización Panamericana de la Salud. Recuperado de http://inteligenciacolectiva.bvsalud.org/public/documents/pdf/es/inteligenciaColectiva.pdf

Noguera, J.A. (1996). La teoría crítica: de Frankfurt a Habermas. Una “traducción” de la teoría de la acción comunicativa a la sociología. PAPERS. Revista de Sociología, 50, 133-153. Recuperado de http://papers.uab.cat/article/view/v50-noguera/pdf-es


Sanz, S. (2005). Comunidades de práctica virtuales: acceso y uso de contenidos. Revista de Universidad y Sociedad del Conocimiento, 2(2). Disponible en www.uoc.edu/rusc

Semana. (2014). Que le aporta la neurociencia a la educación  [Vídeo]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=pObGngB7E38

TEDx Talk. (2011, mayo 26). Ecosistemas de aprendizaje y tecnologías sociales | Juan Freire. [Archivo de vídeo]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=w7QOERmeG9s

Trejo, R. (2010). Internet como expresión y extensión del espacio público. En R. Aparici. (Ed.), Conectados en el ciberespacio (pp. 142-164). Madrid: Universidad Nacional de Educación a Distancia.

Wenger, E. (2001). Comunidades de práctica: Aprendizaje, significado e identidad. España: Paidos Iberica Ediciones.

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